Dicen que no peor cosa que recordar los buenos tiempos en la miseria. Anoche España firmó su peor partido en años y lo hizo en el peor escenario posible: una final en Maracaná ante Brasil. La actuación colectiva del equipo nacional fue una absoluta calamidad desde el minuto uno, donde un balón inocente colgado al área sirvió para abrir el marcador.
El equipo en general estuvo fatal, especialmente Arbeloa, un jugador muy mediocre que no puede creerse que es campeón del Mundo y de Europa, jugando de titular en un equipo que le viene muy grande. Jugar así y encima no dignarse a recoger la medalla de subcampeón habla muy a las claras de su altura como jugador de la Roja. Bien es verdad que Piqué hizo lo mismo, porque claro, irte del campo después de que Neymar te deje en evidencia ante todo el planeta futbolístico no debe ser plato de buen gusto. En estos casos hay que recordar que se debe saber ganar y perder y aprender mucho del señorío y de la elegancia de Vicente Del Bosque o de jugadores como Sergio Ramos, Casillas, Xavi o Iniesta que reconocieron la derrota y felicitaron al rival.
La verdad es que España firmó una partido pésimo en todas las líneas: la defensa, en especial el carril derecho, fue un desastre, el medio campo no dio fluidez ni creatividad al juego y la delantera tuvo una presencia testimonial con apenas dos lanzamientos a puerta en todo el partido.
Yo creo que esto será coyuntural pero no debemos dejar que los árboles nos impidan ver el bosque. España necesita un 9 de garantías. Villa y Torres son dos buenos jugadores de banquillo y a Soldado el puesto de delantero centro del equipo campeón del mundo le viene muy grande. En esta tesitura, es difícil imaginar un Mundial de Brasil con estos mismos argumentos goleadores.
La defensa, adolece de centrales de complemento a Piqué y Sergio Ramos, una pareja muy solvente pero que les falta relevo en el banquillo. Especialmente preocupante es el puesto de lateral derecho, con un Arbeola flojísimo, un Juanfran que no acaba de cuajar en la selección y un Azpilicueta que le cuesta ser alternativa.
El medio del campo sin lugar a dudas es lo mejor del equipo con jugadores sólidos y creativos y con relevo en la sub-21. Isco y Thiago garantizan relevo a cualquier contingencia, aunque es verdad, que yo me acordé bastante del doble pivote de Xavi Alonso y Busquets en partidos como anoche, cuando el equipo estaba completamente descosido en la medular.
Así las cosas, pasó lo que era previsible que pasara. Un Brasil capitaneado por Neymar, jugando en casa, y con la inercia de estar en la recta final de la preparación de su Mundial de fútbol, donde será muy difícil arrebatarles el título. Es un equipo joven, equilibrado, con creatividad y con impulso de querer volver a dominar el fútbol mundial tras una década de ostracismo.
A pesar de todo yo apuesto por España. Merece mucho crédito y yo me inclino a pensar que lo de anoche fue un accidente, aunque sino se pone ya el remedio, el pequeño tumor puede acabar en metástasis en breve.
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