Dice Stefano Domenicali que dimite pero yo creo que lo han dimitido Montezemolo y los acontecimientos deportivos de inicios de temporada, la peor en Ferrari, que se recuerde. Dejarlo cuando se han corrido tres carreras del mundial es reconocer un fracaso palpable y evidente, es saber que el futuro que le espera a Ferrari esta temporada es muy duro.
Ver así a Ferrari ha dolido muchísimo, sobre todo sabiendo que el diseñador de los nuevos motores Mercedes es Aldo Costa, uno de los jefes de ingeniería de Ferrari que Domenicali se encargó de despedir hace apenas tres años.
Se va con un bagaje de dos títulos mundiales a nivel de constructores (2007-2008) y el título individual de Raikonen del año 2007. Escasos argumentos para el mejor equipo de siempre de la Fórmula 1 sobre todo teniendo en cuenta que en las últimas cuatro temporadas tienen al mejor piloto de la parrilla: Fernando Alonso.
Ahora vendrán los ruidos de sables a costa de la planificación deportiva de la temporada. Mientras unos intentarán ver solucione y otros aplicarlas, Mercedes ya tendrá el título en el bolsillo. Así es la vida y así es la Fórmula 1. Tiempos lejanos para la escudería italiana en la que se convivían, no hace mucho tiempo, en el mismo paddock, Ross Brawn, Jean Todt y Michael Schumacher para cosechar cinco mundiales consecutivos.
A pesar de todo ello, el fin de semana deportivo dio para mucho: la victoria sin despeinarse de Marc Márquez en Austin, la exhibición de Miguel Ángel Jiménez en el Master de Augusta y el nuevo monumento al ciclismo: la victoria en la París-Roubaix a cargo del holandés Niki Terpstra. Entre pavés, polvo de carreteras secundarias, pasos de tren a nivel, un público enfervorecido y el sabor a ciclismo épico se celebró una carrera que cada año deja el mejor aroma ciclista de la temporada de la Copa del Mundo. ¿Quién puede pedir más?.
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