Perder una Liga en Valladolid y Granada va a ser difícil de olvidar para un culé. De mal en peor, con un juego vergonzoso, una actitud deplorable, una suerte lamentable, ésta es la tónica a la que nos tiene acostumbrados este Barça de Martino.
Después de caer como un equipo menor en la Champions League, se presentaba en Granada con el objetivo de mantener su candidatura al título de Liga. Hoy fue un equipo vulgar, una caricatura de sí mismo. Lamentable, esperpéntico, decepcionante, sin argumentos, sin táctica ni alma pasó el Barça por Granada. Y todo ello en vísperas de la final de Copa del Rey contra el Real Madrid, ni más ni menos.
Lo curioso del caso es que, previsiblemente, el Barça gane la final de Copa y quiera maquillar la temporada de esta manera. Va a ser difícil para una afición acostumbrada a comer caviar en las cenas en las últimas temporadas. Esta situación me recuerda al Barça de mis tiempos de niños, a inicios de los ochenta. Nos contentábamos con ganar la final de Copa, con aquel gol de Marcos en escorzo imposible. Y éramos tan felices. Lo malo es que luego llegó la década de los noventa, con Cruyff a la cabeza, y siguió el cambio de siglo con Rijkard y la guinda de la etapa de Guardiola. Los culés nos volvimos exquisitos y así pasa, que no tragamos con lo que nos quieren vender, sobre todo teniendo a Neymar, Messi e Iniesta, tres de los cinco mejores jugadores del mundo.
Así es la vida. Lo bueno es que los culés siempre tenemos motivos para alegrarnos un poco la vida. Para eso está la sección de balonmano y la excelente labor de Xavi Pascual. De su mano hemos conquistado el cuarto título de la Liga Asobal consecutivo. Los Karabatic, Entrerríos, Lazarov, Sterbic, Rutenka y compañía han sabido engrasar un equipo que está llamado a ser el nuevo campeón de Europa. Da gusto verles jugar, con un ritmo sinfónico, un estilo trabajado y una actitud increíble. Sin lugar a dudas es la otra cara de la moneda de un fin de semana para olvidar o, mejor dicho, para recordar cómo no se deben hacer las cosas y de cómo no se puede perder la dignidad futbolística en apenas una semana. Solo espero que el miércoles podamos levantar el título de Copa frente al Real Madrid. Algo es algo.
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