sábado, 7 de septiembre de 2013

La vida es sueño y los sueños olímpicos, sueños son.


Madrid 2020 era un sueño demasiado bonito para ser real. Para alguien como yo, que ama el deporte, madrileño de adopción y profesor de periodismo deportivo, ver en primera persona unos Juegos Olímpicos hubiera sido un auténtico sueño. Disfrutar de una final de 100 metros, de los jugadores de la NBA, de los mejores gimnastas y nadadores, del mejor balonmano hubiera sido todo un placer. Pero la vida es sueño y los sueños, sueños son que diría Calderón de la Barca. La verdad es que teníamos una buena candidatura y nos merecíamos como nadie esta elección pero no ha podido ser por tercera vez consecutiva.
Nuestro principal potencial era, bajo mi punto de vista, el excelente estado de forma de nuestro deporte y la ilusión unánime de convertir a Madrid en sede de unos Juegos por la práctica totalidad de la ciudadanía. Había unanimidad política, alta aceptación social y una sólida candidatura, pulida a lo largo de tres elecciones,
Por contra, Madrid presentaba dos carencias importantes: la actual crisis económica y política que tenemos encima de la mesa y una política contra el dopaje que deja mucho que desear. Haber estado en la picota de un rescate financiero a lo largo de los últimos meses no ayuda en nada en dar una credibilidad de solvencia económica. Japón, justamente, era todo lo contrario: una economía que ha recuperado la vitalidad después de dos décadas de recesión económica.
La lucha contra el dopaje, a pesar de los últimos cambios legislativos, deja mucho que desear. El juicio de la "operación puerto" es una auténtica burla. Acabó con la exculpación de casi todos los acusados a excepción de Eufemiano Fuentes quien, por cierto, se llevó una pena casi simbólica. Quedó sin investigar los dueños de las bolsas de sangre que se contaban por centenares y que implicaban no sólo a ciclistas extranjeros de primer nivel sino también a ilustres campeones nacionales como Marta Domínguez. El caso de Marta es sangrante. Era vicepresidenta de la Federación española de atletismo y actual senadora del Partido Popular por Palencia. Su caso está pendiente de resolución por cuanto la Federación española de atletismo ha recibido un informe de la IAAF en el que se le acusa de dopaje por EPO. Han pasado las semanas y no hay sanción para ella.
Con esos argumentos nos hemos presentado en Buenos Aires, por no hablar del caso Contador, finalmente sancionado por el TAS, toda vez que la Federación española de ciclismo se negó a sancionarle.
No podemos garantizar el espíritu olímpico con tantos cadáveres en el armario y eso ha pesado como una auténtica losa para muchos miembros del COI, circunstancia que ha lastrado también la candidatura de Estambul. El deporte turco se ha visto envuelto en un auténtico escándalo de dopaje sobre todo en atletismo. Curiosamente era uno de los puntos fuertes de Japón.
Fuera de estos argumentos pienso que la elección de la sede de unos Juegos es política más que técnica. Madrid contaba con la mejor nota del comité de evaluación y un amplio elenco de infraestructuras terminadas. El problema de la candidatura de Madrid es que nuestra política exterior pesa muy poco en relación a Japón.
Funciona mucho el lobby y España, desgraciadamente para nosotros, carecemos de él. Sólo hubo un momento en la historia donde el lobby olímpico estaba de nuestra parte. Fue en 1992 cuando Juan Antonio Samarach, presidente del COI, movió los hilos adecuados para que Barcelona fuera sede de unos Juegos. Dicen que amenazó con dimitir si Barcelona no era elegida y eso eran palabras mayores para un hombre que había rescatado los Juegos después de los vetos de EEUU a los Juegos de Moscú y de URSS a los Juegos de Los Ángeles de 1984.
Samarach pesaba mucho, mandaba mucho, y consiguió que Barcelona fuera sede olímpica en 1992, año que se conmemoraba el 400 aniversario del descubrimiento de América. Desgraciadamente falleció hace dos años y nadie más tiene su peso específico en el movimiento olímpico. Londres sí contó con el apoyo del ámbito anglosajón para la elección de 2012 y Río de Janeiro era una oportunidad para mostrar al mundo el milagro económico de Brasil.
Me da mucha pena pero creo que Madrid debe olvidarse a corto plazo de los JJOO. París optará a los de 2024, en el centenario de los Juegos de París de 1924. Creo que la rotación continental y un buen proyecto van a garantizar los Juegos a Francia. Y después el movimiento olímpico tendrá que aterrizar en África o en algún país emergente con fuerte pujanza económica.
De verdad que creía que algún día podría ver o participar como voluntario en unos Juegos. Ahora este sueño se ha perdido, pero seguro que algún día se hará realidad. Ojalá que lo veamos.

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