Etapas como la de ayer en el Angliru explican muy gráficamente la grandeza del ciclismo: el esfuerzo al límite, la emoción del público en la cuneta de la carretera, la tensión del teleespectador o del radioyente, la admiración por la gesta conseguida. Son algunas de las pinceladas que se pudieron ver ayer en uno de los puertos más famosos del mundo, el Angliru.
A todo ello se une la figura del previsible ganador de la Vuelta a España, el norteamericano Cris Horner, un hombre de 41 años que nunca se había codeado con los grandes campeones hasta este momento. Hace un tiempo se quiso retirar con apenas un par de victorias importantes en su palmarés pero su hijo le convenció para que siguiera alguna temporada más.
Personalmente le recuerdo de haber sido uno de los gregarios de lujo de Lance Amstrong, un buen escalador que dejaba lo mejor tirando de Amstrong en los grandes puertos del Tour. Era un profesional que se ganaba la vida ayudando a forjar la leyenda de Amstrong. Lo es la vida. Ahora Amstrong está señalado con el dedo y desherdado de toda gloria deportiva. Es el tramposo de una larga película en donde Horner era un actor muy secundario. Ahora Horner saltará a las portadas de todos los diarios americanos que venderán el cumplimento del gran sueño americano: si te esfuerzas llegará tu oportunidad de triunfar en la vida.
La verdad es que me ha sorprendido. Para mi el hombre que está destinado a ganar esta edición era Nibali, un italiano que ya había ganado la Vuelta de hace un par de temporadas y la actual edición del Giro de Italia. Mi favorito era Purito pero tendrá que esperar un año más para ganar una grande. Quizás algún día lo consiga y no tenga que esperar hasta los 42 como Horner. Se merece el título de una grande. El otro outsider es Valverde, un corredor plenamente reestablecido de su suspensión por dopaje que ha realizado una buena Vuelta a España sobre todo de cara a preparar el próximo Campeonato mundial de Ciclismo donde Valverde ya ha sido medalla. Creo que es su objetivo, toda vez que se ha retirado Freire, el hombre que siempre limitó sus posiblidades mundialistas.
La verdad es que la Vuelta está dejando un gran sabor de boca a pesar de las ausencias de Contador, Froome, Nayro Quintana o Wiggins, los cuatro grandes del momento. Me hubiese gustado disfrutar de Contador pero me da la sensación que sus mejores días pasaron para desgracia de todos los aficionados españoles.
Ha sido la Vuelta más montañosa de la historia, ha habido espectáculo y lucha en cada etapa y los aficionados han respondido. Además para alegría de nuestro ciclismo el Euskatel no desaparecerá porque Fernando Alonso ha decidio comprometerse como mecenas de este maravilloso deporte.
Yo espero que, poco a poco, la sombra alargadísima del dopaje se vaya retirando de la memoria de patrocinadores y aficionados y se vuelva a apostar por el ciclismo. Etapas como ayer justifican el esfuerzo de apostar por el ciclismo. Ver a Horner rememorar tiempos en los que los grandes abuelos del deporte, Rominger, Bartali, Zootemelk y tantos otros que han escrito con letras de oro la historia del deporte merece la pena. Siempre merecerá la pena el ciclismo. Aquellos que pudimos disfrutarlo por dentro como periodista o practicándolo en carreteras desiertas en los meses de veranos sabemos la grandeza de esto. Ojalá volvamos a ver nuevas batallas como la del Angliru.
El balance es espectacular
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