sábado, 23 de noviembre de 2013

Magnus Carlsen, el niño prodigio que llegó a campeón del mundo.


Hace más de una década que el nombre de un niño sonaba como futuro rey del ajedrez mundial. Su nombre es Magnus Carlsen y esta semana se ha convertido en el nuevo campeón del mundo al derrotar al actual, el indio Viswanathan Anand, en su propia casa. Con esto se cierra un ciclo que ha coronado al noruego en el pódium de los nuevos héroes del deporte contemporáneo. Gran maestro a los 12 años, número uno mundial a los 19, campeón del mundo a los 22, son algunos de los detalles que demuestran que estamos hablando del nuevo Kasparov del ajedrez. De momento ha sido campeón a la misma edad que la suya y su juego, marcado por el talento y el análisis frio sobre el tablero, recuerdan mucho al del genio ruso.
Sinceramente da mucha envidia tener a este talento de un deporte en el que se utiliza la inteligencia. Nosotros tenemos a Gisela Pulido, Marc Márquez y otros jóvenes que dominan sus especialidades deportivas pero, bajo mi punto de vista, el ajedrez es especial. Habla mucho del nivel cultural de un país que entre sus conciudadanos esté uno que haya utilizado su cerebro para conseguir llegar a la cima. Es como tener un premio Nobel o un Príncipe de Asturias de investigación.
Lo más aproximado que tuvimos nosotros fue Arturito Pomar, un niño prodigio que el franquismo quiso promocionar para llegar a ser campeón del mundo. La diferencia es que Pomar se quedo en promesa y Carlsen es toda una realidad, un icono del deporte mundial que ha prestigiado con su talento el ajedrez.
Ahora le queda demostrar que su éxito no es un flor de un día y que puede dominar el ajedrez mundial durante dos décadas, como lo hizo en su día Kasparov. Eso son palabras mayores pero, por el momento, a los que nos gusta el ajedrez nos ha hecho disfrutar de lo lindo. Por todo ello, gracias.

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