Esta tarde ha terminado oficialmente la temporada de Fórmula 1 con el noveno triunfo consecutivo de Vettel. Una carrera más y un nuevo récord para el alemán que iguala los 13 grandes premios en una misma temporada de su compatriota, Michael Schumacher.
Desde pequeño fui de Ferrari. Me atraía el color rojo de sus bólidos, por eso era fan incondicional de Nigel Mansell, Prost, Berger y posteriormente Schumacher. Cuando Alonso debutó en la Fórmula 1 siempre quise que fichara por Ferrari y cuando lo consiguió pensaba que de la unión del mejor piloto y la mejor escudería saldría un nuevo periodo de grandes éxitos para la escudería italiana.
Se unía mi pasión por Ferrari con mi afición por Fernando Alonso, una fórmula a priori para sumar campeonatos con la misma facilidad como los que sumó Schumacher a inicios de siglo. La pena es que, como decía Calderón de la Barca, la vida es sueño y los sueños, sueños son. Y en estas surgió la figura de Vettel que, de la mano de Adrian Newey, ha cosechado cuatro títulos mundiales consecutivos con una superioridad insultante.
Ganar 13 carreras, 9 de ellas consecutivas, es un récord absoluto en el deporte del motor, lo que dimensiona la superioridad de Red Bull y de sus pilotos. El resultado final han sido carreras planas, aburridas, previsibles donde sólo había lucha para ganar la posibilidad de subir al pódium. Las migajas del pastel se las comió Fernando Alonso, ganador de dos carreras y, en menor medida, Rosberg, Hamilton y Raikkonen, que han sido dignas comparsas del festín que, un año más, se ha dado Red Bull.
El subcampeonato se lo lleva Alonso y el tercer lugar Mark Webber, un piloto infravalorado por su equipo, que se va en el mejor momento de su carrera deportiva en la que sólo le faltó ser campeón del mundo.
Por lo demás, y de cara a la próxima temporada, se ha confirmado el relevo de Webber en Red Bull, la vuelta de Raikonen a Ferrari y la apuesta decidida de McLaren por cambiar toda la estructura organizativa y de equipo que les ha hecho firmar la peor temporada de su historia en la que, ni siquiera, han podido subirse una vez al pódium.
Demasiados pocos argumentos para mantener la llama viva de la afición de la Fórmula 1 en España. Quizás la próxima temporada, con el cambio reglamentario, podamos ver un duelo más equilibrado en la pista y en los entrenamientos entre las mejores escuderías.
Esperemos que la próxima temporada sea un poco más interesante o que, por lo menos, sirva para coronar a Fernando Alonso como campeón del mundo. Por soñar que no quede, quizás el 2014 sea el de Ferrari y Alonso. Ya va siendo hora que los ferraristas disfrutemos de verdad de las carreras de Formula 1 aunque solo sea para reverdecer recuerdos que me transportan a la más tierna infancia, en la que Prost y Senna se jugaban el título en la última curva. ¡¡¡Qué recuerdos!!!.
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