lunes, 28 de octubre de 2013

Vettel y Pol Espargaro, dos merecidos campeones del mundo de motor.

Paradojas de la vida: hace cinco temporadas Red Bull hizo una oferta a Fernando Alonso para que encabezara su proyecto deportivo. En este viaje le acompañaría un joven Sebastián Vettel que ya apuntaba maneras. Alonso, que vivía su segunda etapa de Renault rechazó la oferta de la marca austriaca porque tenía firmado un precontrato con Ferrari, la escudería con la que sueña todo piloto de Fórmula 1. Cinco años después esta decisión de Alonso se ha demostrado que fue equivocada. La oferta de Newey era demasiado modesta pero tenía la visión de futuro que le ha faltado en Ferrari, a las órdenes de una cada vez más desprestigiado Domenicali.
Estaba claro que Alonso quería rememorar la hegemonía de Michael Schumacher al frente del Mundial de Formula 1, al volante del coche más mítico de la historia del automovilismo pero se equivocó de pleno. Por contra es de justicia valorar la carrera deportiva de Vettel, un piloto que iguala a títulos mundiales a Alain Prost, uno de los ídolos de infancia y tan solo tiene por delante a Fangio y al propio Michael Schumacher, dos pilotos por cierto que ganaron la mayor parte de sus títulos al frente de un Ferrari.
Por mucho que nos duela el tetracampeón del mundo es Vettel, a pesar de la maestría y la profesionalidad de Alonso. Quizás la prensa española y el propio Alonso menospreciaron y minusvaloraron a Vettel pensando que sería flor de un día. Ahora las urgencias vuelven a la fábrica de Maranello y el margen de error de Alonso es mínimo. Para colmo y creo como castigo por sus declaraciones altisonantes le han colocado de compañero de equipo a Raikonnen, quizás el piloto más individualista de la parrilla.
Yo no veo por ningún lado las virtudes de meter como compañero de Alonso a un piloto que siempre ha ido por libre. En cualquier caso esperemos que la próxima temporada sea testigo del renacer de Ferrari y de Fernando Alonso como campeón de Fórmula 1.
Y mientras todo eso sucedía, Pol Espargaró se convertía en campeón del mundo de Moto2, todo un exitazo merecido para un piloto que ha vivido a la sombra de Marc Márquez. Por fin le llegó su turno en el año en el que Márquez dio el salto a la máxima categoría del motociclismo mundial. Pol se merecía el título como el que más, por su constancia y dedicación y por no haber claudicado nunca, a pesar de haber estado a 47 puntos de Redding. La próxima temporada disfrutaremos de su pilotaje en Moto3, mano a mano con Márquez, Lorenzo y Pedrosa. Seguro que lo hará bien porque se trata de un hombre de raza que sabe lo que quiere y, a buen seguro, plantará cara en alguna carrera a los grandes campeones españoles de la categoría.
Me encantó el fin de semana deportivo, sobre todo porque es el preludio de un Gran Premio de Valencia, donde se jugará el título de Moto1 y Moto3. Volverán a ganar los españoles, verdaderos dominadores del motociclismo mundial de las últimas temporadas. Yo apuesto por Márquez, que le vale con ser cuarto al final de carrera. Sería el broche de oro para el palmarés del nuevo Rossi del motociclismo mundial. Y por suerte para nosotros es español.

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