viernes, 11 de octubre de 2013

María de Villota, un ejemplo de vida. DEP


A veces la vida es injusta con muchas personas que tuvieron por bandera disfrutarla a tope, sentirse vivas a cada paso que daban, creer en ella, luchar en ella y por ella. María de Villota es un ejemplo de todo esto. Hija de un ex-piloto de Fórmula 1, el más grande antes de llegar Luis Pérez Sala y toda esa hornada de campeones como Marc Gené, Pedro Martínez de la Rosa o Fernando Alonso, María de Villota cumplió todos sus sueños de niña, el más grande de ellos ser piloto de Fórmula 1. Lo consiguió en el equipo Marussia.
Era piloto probador, cuando hace apenas año y medio tuvo un gravísimo accidente, chocando contra un camión mal aparcado a pie de pista en el aeródromo de Duxford. Las lesiones fueron gravísimas, se temió por su vida y, finalmente, tras luchar durante más de un mes en la UCI consiguió darse una nueva oportunidad para vivir.
El accidente transformó radicalmente su estilo de vida. Las lesiones fueron gravísimas, perdió el ojo derecho pero, muy pronto, decidió vivir aun con más intensidad. Se casó, seguía colaborando con la Fórmula 1 y se encontraba en Sevilla para dar una conferencia en la Fundación "Lo que de verdad importa". Allí hablaría de lo bonito que es vivir, de lo feliz que era en esta segunda etapa de su vida y, a buen seguro, habría dado un montón de ánimos a mucha gente necesitada de apoyo y cariño.
La vida es injusta, pienso personalmente que es lucha y supervivencia, que somos supervivientes en un mundo a veces hostil y otras tantas maravilloso. Una mujer de 33 años con esas ganas de vivir no se tendría que haber marchado tan pronto, sin despedirse, sin decir que mereció la pena vivir a pesar de tantos sinsabores y de tantas luchas ganadas. Lo cierto es que se fue esta mañana dejando un gran vacío en el mundo del automovilismo por su ejemplo. Yo seguí su trayectoria deportiva y pensé que, igual, algún día, sería la primera mujer española en la historia de la Fórmula 1.
Sin duda su faceta deportiva me interesó mucho pero más su ejemplo de vida. Descubrir que, a pesar de su grave accidente, seguía persiguiendo sus sueños, luchando por ellos, con la ilusión de un niño. Su ejemplo emociona sobre todo para afianzarme en la idea de soñar, de luchar por aquello  que quieres, de saber que tras momentos de zozobra, de dudas, de incertidumbre tienes que estar tú, mano a mano con tu vida y con todo aquellos sueños que fuiste construyendo para algún día ser conquistados.
La verdad es que es muy injusto que María se haya ido para siempre, pero debemos quedarnos con todo aquello que nos dejó. Su legado, su ejemplo, durará mucho tiempo. Siempre tendremos presente su sonrisa y aquello que servirá como su epitafio "Para ser feliz no se necesita demasiado, con tener salud y estar rodeado de los tuyos ya es suficiente para disfrutar de la vida, que es un regalo". DEP

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