Definitivamente soy fan de Marc Márquez. Tiene todo para ser uno de los mejores pilotos de la Historia: talento, valentía, buen pilotaje, humildad y una capacidad increíble para sobreponerse a los contratiempos. El error de su equipo en el GP de Australia es, sencillamente, imperdonable si tenemos en cuenta que HRC es el mejor conjunto del campeonato del mundo. Regalar 25 puntos de esta manera a Jorge Lorenzo hubiera indignado a cualquiera. Márquez, por el contrario, ha disculpado a su equipo y tan solo piensa en el circuito de Motegui, la patria de Honda, para convertirse en el campeón del mundo más joven de GP1.
Está claro que errar es de humanos, pero no darse cuenta en HRC que la vuelta número 10 era la última en la que se podía cambiar de moto es un error descomunal, aunque lo mismo puede atribuírsele a Brigestone, al preparar un compuesto de gomas que se degradarían tan rápido en un circuito recién asfaltado. Desde luego me parece una sanción extraordinariamente dura para un piloto que merece como nadie ser campeón del mundo.
Esperemos que no sea un jugada más de Carmelo Ezpeleta para que se llegue a la carrera de Valencia con el título de GP1 en juego. Sería emocionante que tres pilotos españoles se la jugaran en la última carrera del año para proclamarse campeones del mundo de la máxima categoría del motociclismo mundial. Mi favorito es Márquez. El tiempo de Pedrosa ha pasado y Lorenzo ya acumula dos títulos. Me encantaría ver campeón del mundo a Marc Márquez, un piloto que hace apenas tres años comenzaba a ganar carreras en GP3. El tiempo pasa muy pronto y engrandece a figuras como Márquez. No decir ni una mala palabra ante el descomunal error de su equipo habla muy bien de él. Por detalles como éste tiene toda mi admiración y mi deseo de ser el nuevo Valentino Rossi del futuro.
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