Después de ver uno de los partidos más impresionantes de la historia del FC Barcelona y en vista del buen estado de forma del Real Madrid, me apetece a mí y a millones de aficionados al buen fútbol una final de Liga de Campeones entre los dos eternos rivales. Sería un éxtasis colectivo poder levantar la Copa de Europa delante de las narices de tu rival histórico. En los años cincuenta, no se pudo cumplir este sueño: enfrentar en una finalísima a Alfredo Di Stéfano y a Lazy Kubala, pero ahora mismo el duelo Cristiano-Messi no desmerecería el cartel. Todo ello aderezado con la mejor generación de jugadores españoles de la historia: Casillas, Sergio Ramos, Xabi Alonso, Xavi, Villa, Iniesta, Pujol, Piqué, Sergio Busquets y así un largo etcétera. El fútbol merece esto, vivir sensaciones desbordadas, buen fútbol, excelentes jugadores en un escenario perfecto: el mítico estadio de Wembley. Es momento de apostar por algo que nos apetece ver. Pienso que el FC Barcelona vuelve a estar enchufado porque anoche borró literalmente del campo al Milán al que le debíamos una desde la fatídica final de Atenas en 1994 donde el Barça de Cruyff recibió precisamente un 4-0 del Milán de Capello. El deporte tiene esto, siempre puedes tener una oportunidad de revancha, un saldar cuentas pendientes, tiene la posibilidad de vivir en primera persona lo que fue el sueño de muchos aficionados al fútbol: ver una final Barça-Madrid con Wembley como testigo privilegiado. Como decía Valdano "el fútbol no es más que una excusa para ser felices". Que el destino nos permita ver este año este duelo. Yo brindo por ello.
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