jueves, 21 de marzo de 2013

Don Vicente del Bosque, una gloria nacional

 
Sí hubiera una encuesta rigurosa sobre nuestro deporte quizás la figura de Don Vicente del Bosque estaría entre los tres primeros lugares. Huelga citar su amplio currículum como entrenador de fútbol tanto a nivel de clubes como de selección nacional (campeón de Liga, de Europa, del mundo con el Real Madrid y con la selección española) para entronizar a un señor con todas las palabras dentro y fuera del campo.
 Humilde, amable, con una imagen pública inmaculada y una vida privada intachable. Son argumentos suficientes para estar orgullosos de él. Nunca un mal gesto, nunca una mala palabra, un señor al que en su día despidieron del Real Madrid por no saber inglés e ir a los entrenamientos con una muleta. Pues fíjate por donde que no le ha hecho falta nada de eso para ser el mejor entrenador del mundo para todos los humanos salvo para José Mourinho, elegido por el mismo procedimiento mejor entrenador del mundo hace dos años. 
Es evidente que Mourinho es un grandísimo entrenador del que hablan bien sobre todo sus jugadores. Es un dato que habla muy bien de un hombre hecho a sí mismo que comenzó como traductor de Boby Robson en el banquillo del F.C Barcelona y que ha llegado a ser campeón de Europa con dos equipos diferentes: Oporto e Inter de Milán. Lo que no sabe Mourinho es que, además de todos esos argumentos, hay un valor que prevalece sobre todos en el mundo del deporte: saber ganar y saber perder, porque el deporte no deja de ser un juego. 
Desprestigiar la figura de Don Vicente del Bosque acusándole de llevarse un título manipulado en su elección, es tratar de olvidar que Don Vicente es, además de un entrenador con mayor número de títulos como jugador y entrenador que él, un señor con todas las letras al que muchos españoles consideramos, con derecho propio, una gloria nacional de nuestro deporte. 

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