Este fin de semana Xavi Hernández, el eterno capitán del Barça, cumplía 750 partidos oficiales con la camiseta azulgrana. Es un récord más que se añade al que por palmarés es el mejor jugador español de todos los tiempos. Analizando la estadística de una manera fría y desapasionada es un dato que no admite discusión pero si damos un salto cualitativo y añadimos los intangibles del fútbol esta apreciación se vuelve una verdad absoluta.
Es el capitán del Barça y de la Selección española, junto con Casillas, en el mejor momento de la historia para nuestro fútbol. Campeón del Mundo, dos veces campeón de Europa y subcampeón olímpico son algunos apuntes de un currículum al que hay que añadir ser el alma y el cerebro del mejor Barça de la historia.
Datos incontestables que se añaden a las subjetividades personales de aficionados de todo el mundo. La mía habla de un respeto absoluto hacia la figura de un jugador intachable dentro y fuera del campo, humilde, ejemplo de civismo por el que recibió el Premio Príncipe de Asturias del deporte, culé hasta la médula, con una visión de juego que no ha tenido nadie en las últimas décadas y con un grado de competitividad difícilmente comparable con ningún otro jugador contemporáneo.
Siento absoluta debilidad por Xavi Hernández. Le considero junto a Pujol e Iniesta el icono del Barça, por encima incluso de Messi, el mejor jugador que he visto en un terreno de juego pero que, a diferencia de Xavi, le ha faltado ese poso de humildad que te hace definitivamente grande como jugador y como persona.
La temporada pasada se quiso ir a jugar a EEUU o a Qatar. Afortunadamente para el Barça se quedó en el club de su vida. Merece retirarse con todos los honores en el club habiendo defendido solo la camiseta del Barça como Pujol. Eso habla de sentimiento, de respeto hacia un equipo, de valores que están muy por encima del dinero, tan necesario pero tan efímero. Me dirán que también Di Stefano o el propio Cruyff se retiraron en otros clubes y no por ello dejaron de ser leyendas del Real Madrid o del Barça. De acuerdo, pero yo prefiero admirar a gente como Xavi que han entendido que su ejemplo está por encima de las cifras bancarias y de la lista Forbes. Tiene que ver con una forma de entender la vida y el deporte como una actividad que trasciende a la competición y se eleva a un código de valores en los que se ven referenciados el sueño de millones de niños.
Eso es el fútbol, alimentar de sueños a millones de niños que quieren ser futbolistas y regalar cada fin de semana alegría a todos los aficionados que vamos a los estadios, vemos la televisión o escuchamos la radio con la esperanza que nuestro equipo gane títulos.
Pertenece todo esto a ese pequeño universo de pequeñas cosas que todos llevamos en nuestro corazón. Nos gusta el deporte, nos gusta el fútbol, a muchos nos gusta el Barça y a mi me gusta mucho Xavi, el eterno capitán. Enhorabuena por tus 750 partidos y que juegues otros 750 más.
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