Madrileño de nacimiento, abulense de adopción y
residente en Toronto (Canadá), Javier Fernández, a sus 23 años se ha
convertido, por derecho propio, en el mejor patinador español de la historia.
Este fin de semana, en Shanghai, conseguía su primera medalla de oro en los Campeonatos del Mundo de patinaje artístico, con una colosal actuación encarnando el personaje de Fígaro en el Barbero de Sevilla. Además lo hizo derrotando al japonés Yuzuru Hanyu, el patinador que se había colgado todos los oros en las últimas citas olímpicas y mundialistas.
Emociona verle patinar sobre todo quien conoce su vida de superación personal.
Este grandísimo patinador tuvo que hacer las maletas hace unos años e irse de
España para entrenar en Canadá, donde hay cultura de patinaje artístico.
Sinceramente, ser campeón del mundo de patinaje
siendo español es tan difícil como ser figura del toreo para un ucraniano.
Tengo especial simpatía por personajes como Javier Fernández, un hombre que
pone ilusión, pasión en cada actuación. Patina de lujo pero, sobre todo,
transmite amor por su deporte. Su cara sintetiza el amor por todos aquellos que
sentimos el deporte muy dentro.
Decía Girandoux que "el deporte delega en el cuerpo algunas de las
virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la
paciencia". Ver patinar a Javier es todo un lujo del que muchos
españoles nos sentimos muy orgullosos. No es
nada fácil lo que hace, pero dignifica su deporte como nadie. Es un ejemplo de superación personal, de crecer tanto como deportista como persona en un mundo lleno de obstáculos. Él no se creía que pudiera ser campeón del mundo pero tengo muy claro que para conseguir algo, previamente lo debes haber soñado y Javier soñó muchísimas veces ser campeón mundial de patinaje, desde el minuto uno que decidió irse de adolescente a entrenar a Canadá para luchar por su sueño personal. Ahora tan solo le queda ser campeón olímpico,sobre todo después de ganar la medalla de chocolate en los pasados Juegos de Sochi. Es una espinita clavada en la memoria de Javier. España necesita un oro olímpico después de que Paco Fernández Ochoa lo fuera en las olimpiadas de Sapporo hace más de 40 años. Desde aquí, desde este humilde rincón, tan solo nos queda felicitar a este grandísimo campeón. ¡Enhorabuena Javier!.
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