Hacía 10 años que en una prueba del Mundial de motociclismo no había ni un solo pódium español, en ninguna de las tres categorías. Este dato, por sí mismo, indica el pesimismo con el que escribo estas líneas. Vaya por delante que pienso que volveremos a ser campeones del mundo con Márquez o Lorezo en MotoGP y con Tito Rabat en Moto2 pero los indicios que se empiezan a vislumbrar, desde finales de temporada del año pasado, comienzan a confirmarse.
La Honda, ya lo dijo Márquez en pretemporada, debe evolucionar bastante para estar a la altura competitiva de la pasada temporada en la que el propio piloto catalán ganó sin despeinarse las 10 primeras carreras. Este año la competencia es mayor con Yamaha pero también con Ducati que vuelve a su nivel más alto desde la marcha de Stoner.
En Moto2 Rabat y Alex Márquez deberían ser garantías suficientes para conservar el título y en Moto3 creo que daremos el relevo a otros países y eso es lo que más me preocupa personalmente. España sufre, desde hace al menos cuatro temporadas, una auténtica crisis de nuevos talentos en las categorías amateur. La última joya es Alex Márquez, ya en Moto2 y Maverick Viñales, debutante en MotoGP.
Vivimos demasiado acostumbrados a las mieles del triunfo pero nuestra cantera se agota por momentos. Cuidado con los síntomas. La crisis económica ha contribuido al freno de los patrocinios en las grandes firmas publicitarias. Repsol o Movistar necesitan un retorno publicitario a sus inversiones y nada ayuda al hecho de haber eliminado la retransmisión en abierto de los grandes premios.
La próxima temporada si queremos ver motos o Fórmula 1 la deberemos pagar en canales dentro del paquete Movistar Televisión. Eso indica que el vivero de nuevos talentos que nacen de nuestra afición al motociclismo poco a poco se irán agotando. Hace dos temporadas las carreras de MotoGP las veían más de 4 millones de telespectadores. Se calcula que el próximo año no habrá más de 100.000 abonados al canal de prepago. La afición al motor en España irá muriendo poco a poco, sencillamente porque nadie madrugará o se quedará los domingos por la mañana viendo las carreras en casa.
Sacaremos de nuestra agenda de fin de semana ver carreras en directo. Eso es matar un deporte a fuego lento. Se creen, algunos lumbreras, que España es EEUU, un país con más de 300 millones de habitantes y el doble de renta per cápita que nosotros. Allí funciona la televisión de pago porque hay un mercado que está dispuesto a finacinarlo, por número y por capacidad económica.
España es otra cosa pero hay algunos que viven en Babia, entre ellos el magnate del motociclismo mundial, el español Carmelo Ezpeleta. Mientras esta muerte anunciada va aconteciendo seguiremos disfrutando lo poco que Telecinco nos va poniendo después de Gran Hermano VIP.
Así es de dura nuestra realidad. Que esperen Márquez y Lorenzo que Belén Esteban va a hablar de su vida, obras y milagros. Dios nos pille confesados. Entretanto, Rossi ha sumado una nueva victoria más y Márquez, Lorenzo y Pedrosa han visto entonar el himno italiano desde la ducha. Esperemos que esto cambie porque sino nos espera, como en la Fórmula 1, un largo y duro año por delante.