miércoles, 18 de diciembre de 2013

Pequeño homenaje a la más grande de nuestro baloncesto


Emociona mucho escuchar la despedida de una de las mejores deportistas españolas más grandes de nuestra historia. Tres veces campeona de la NBA femenina, 8 veces campeona de la Liga española, campeona de Europa a nivel de selección, medallista de bronce mundialista y 253 veces internacional con la selección española son argumentos más que suficientes para ilustrar la trayectoria deportiva de una jugadora de baloncesto inigualable en calidad y en ambición.
Fue grande, muy grande, dentro de la cancha y una auténtica líder del vestuario. Fue el pegamento de una selección de baloncesto que se codeó en la élite mundial a lo largo de toda una década. Me quedo con su competitividad y su entusiasmo, por su valentía de afrontar con éxito la aventura americana y aquella que vivió en la liga rusa.
Por todos los sitios pasó con profesionalidad y solvencia porque detrás de ella había todo un camino de perfección baloncestística y humana. Su despedida es el resumen de toda su trayectoria: verdad, emoción, sensibilidad, amor por unos colores que defendió a muerte incluso en el momento de su despedida.
Sólo me queda, desde esta humilde ventana, rendirla este pequeño homenaje y darle las gracias por todos aquellos momentos que me hizo sentir el baloncesto desde muy adentro. Gracias Amaya y suerte en la vida.

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