Hay deportistas carismáticos que se comportan como el buen vino: mejoran con el paso de los años. Es el caso de Valentino Rossi, un megacampeón del mundo de motociclismo. Por delante de él, en el palmarés de los más grandes de la historia, solo queda Giacomo Agostini con 15 títulos y 122 grandes premios.
Además de los 9 títulos mundiales y 112 victorias que hablan por sí mismas, lo importante de Valentino es el carisma de un piloto que ha sabido adaptarse a las circunstancias para seguir estando en primera línea de combate.
El Gran Premio de Argentina deja un aroma de gran piloto, de una batalla épica contra el que está llamado a ser su más digno sucesor, el español Marc Márquez. Bajo mi punto de vista la Yamaha está por debajo de Honda pero este año habrá lucha por el título mundial hasta la última carrera. Lorenzo y Pedrosa pueden convertirse en jueces de un duelo histórico entre dos leyendas del motociclismo mundial.
Valentino es grande, muy grande. A su condición de piloto se une la humildad y la simpatía natural de aquel que se siente señalado por los dioses para perfilar una carrera deportiva digna de elogio y admiración. Es un hombre adaptado a los nuevos tiempos de un mercado que vive de la imagen y de la comunicación. Es un hombre mediático porque es auténtico, muy auténtico.
Quienes amamos el motociclismo admiramos a Valentino, a pesar de ser la principal amenaza de los pilotos españoles en MotoGP. Ha engrandecido este deporte como nadie y lo ha hecho con la dignidad de un campeón que ha sabido levantarse una y otra vez de mil avatares.
La última aventura fue intentar reflotar a una moribunda Ducati. Tras esa mala experiencia decidió volver a su origen, a la Yamaha, a la que encumbró por encima de Honda, la marca más laureada de la historia del motociclismo contemporáneo.
No era nada fácil volver a liderar un corral en el que Lorenzo era el jefe absoluto. Le costó una temporada pero, ahora, está por delante del piloto mallorquín. A sus 36 años, Rossi sueña con volver a ser campeón del mundo y luchará por lo que era considerada una utopía apenas hace un año.
Rossi ha vuelto para desgracia de los pilotos españoles. Yo creo en Márquez, un piloto que deja en pista las mismas sensaciones de Valentino. Es un grande que buscará revancha en Jerez tras su caída en el Gran Premio de Argentina.
Ya lo decía al principio de temporada: este año no será un paseo para Márquez entre otras cosas porque lucha contra un mito viviente que ama y respeta las motos por encima de todo. Valentino es muy grande. Ha vuelto para quedarse en la cima y será complicado bajarle porque corre y se entrega con la ilusión de un niño que sueña con ser algún día campeón del mundo. ¡¡¡Grande Valentino!!!
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