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Por mucho que podamos imaginar, la realidad siempre supera a la ficción. Esta mañana el Comité de Disciplina de la Federación Española de Atletismo ha absuelto a Marta Domínguez de dopaje con referencia a la alteración de los parámetros en el pasaporte biológico de Marta en el año 2009, fecha en la que se proclamó campeona del mundo de 5000 metros.
Y se han quedado tan anchos. Esta noticia directamente es un escándalo deportivo por cuanto la propia Federación cuestiona la validez de una prueba que se ha asumido como certera por todas las federaciones internacionales, incluido el propio Comité Olímpico Internacional.
Claro que con las declaraciones previas realizadas por José María Odriozola, presidente de la Federación y del propio Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, se sabía la decisión de antemano. Lo curioso es que Blanco es el mismo personaje que defendió en Buenos Aires, en la elección de Madrid como ciudad candidata a los Juegos de 2020, las virtudes de la legislación española contra el dopaje. Su discurso fue tan falso que no se lo creyó nadie, y ese fue el principal argumento para rechazar la candidatura madrileña. Ni más ni menos.
Lo gordo de este caso de Marta Domínguez es que, muy probablemente, el TAS acabe sancionando a la atleta palentina. Sería un caso más, después de los episodios de Alejandro Valverde y del propio Alberto Contador. Así las cosas, ¿con quién se pretende quedar el COE para decir que España lucha contra el dopaje?. Conmigo no. La semana pasado Pentinel, otro de nuestros grandes atletas, se veía involucrado en una operación de tráfico de sustancias dopantes. ¿Cuánto más desprestigio debe soportar nuestro deporte?. La respuesta es clara y sencilla: si queremos un deporte creíble debemos ser ejemplares en la lucha contra los tramposos.
Fui el admirador número uno de Marta Domínguez pero me sorprende mucho que se haya visto envuelta en dos escándalos de dopaje y haya salido inmaculada de ambos. Se supone que en el TAS, donde no hay una mano política que presiona el dictamen, se hará justicia definitiva a un caso de dopaje que involucra en su prestigio al presidente del Comité Olímpico Español.
Señor Alejandro Blanco, cuando vaya usted por el mundo hablando de limpieza y de legalidad, tápese un poquito, porque le pueden sacar unos cuantos cadáveres del armario. Y después, cuando al deporte español le señalen con el dedo, cada palo que aguante su vela, porque algunos van a tener que soportar sobre sus costillas el cirial de la Catedral de Toledo.
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