La vida sigue igual para Ferrari y para Fernando Alonso. Nueva temporada, ilusionante proyecto, pero llega la primera carrera y los bólidos rojos quedan relegados a medio segundo por vuelta de la cabeza. El año pasado era Red Bull y Lotus, este año Mercedes y McLaren y así un penoso y largo etcétera a lo largo de las cinco temporadas que lleva pilotando Alonso en Ferrari.
No consuela saber que Hamilton y Vettel se retiraron, ni que eliminaron a Ricciardo. Estos tres pilotos cuentan en pista con un mejor coche que Alonso para decepción de los millones de aficionados de Ferrari. Para mi fue tan decepcionante que el propio McLaren, desahuciado al final de la pasada temporada presenta un mejor rendimiento que la escudería Ferrari.
Espero que sea algo puntual y que en los próximos grandes premios se vaya viendo una evolución positiva del coche, quizás cuando la competición llegue a Europa. De lo contrario estaríamos en la enésima desilusión del que a priori es el mejor binomio de la parrilla: Alonso como piloto y Ferrari como escudería.
Recuerdo mucho los tiempos de Brown, Todt y todo el carrusel de ingenieros con los que ya no cuenta Ferrari. Ver a Raikkonen y Fernando Alonso peleando su posición con los Williams es sencillamente desalentador. Y eso, a pesar, que el final de la pasada temporada se tiró a la basura para preparar el coche para el inicio de esta.
No me gusta este año la Fórmula 1 con sus coches silenciosos, escasos de potencia, feos de diseño. Muchos cambios pero la mayoría para peor. La única ilusión era ver a Fernando Alonso luchando por la pole y por la carrera, pero nuestro gozo en un pozo. Esperemos que haya sido un fenómeno puntual de un circuito semiurbano como el de Melbourne. Lo único positivo es esa cuarto puesto que suena a música celestial después de haber notado la impotencia de Ferrari en pista.
La vida sigue igual, a nuestro pesar...
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