Hay dos o tres marcas mundiales que estaban pendientes de batir desde hace décadas. Quizás el más difícil de batir era el récord mundial de pértiga de Sergei Bubka que dejó el listón sobre 6,15 hace más de veinte años.
Fue en su día un récord sideral e inalcanzable para cualquier humano que no fuera Bubka, el afamado atleta ucraniano cuatro veces campeón del mundo, campeón olímpico, campeón de Europa y poseedor de una veintena de records mundiales en sala y al aire libre.
Fíjense por donde, un francés muy menudo que mide 1,76 de altura y pesa 70 kilos, este fin de semana era el encargado de batir en la propia ciudad natal de Bubka el récord más prohibitivo del atletismo contemporáneo. Ahora el listón queda en 6,16, una auténtica brutalidad de marca, sobre todo en un tiempo donde la lucha contra el dopaje está más rigurosa que nunca.
Así es la vida. Tuvo que venir un francés, profesional como nadie para arrebatarle a Bubka el título de mejor pertiguista de la historia. Lavillenie es campeón del mundo y olímpico y solo le queda este título para cerrar su marcha triunfal en el salto de pértiga.
En su día cayó el récord de Bob Beamon en longitud, el de 1500 de Sebastian Coe, los 200 metros lisos de Michael Johnson o los 400 metros vallas de Edwing Moses. Quizás éste el gran récord masculino que quedaba por batir en el siglo XXI, además de los 2,45 de Sotomayor en altura, y ha sucedido de la manera más inesperada.
Ahora quedan las plusmarcas femeninas de Florence Griffith en 100 y 200, los 400 de Marita Koch, los 2,09 de Kostadinova, los 800 metros de Katrochilova o los 1500 de Wang Junxia, todas ellas realizadas en un tiempo en el que el dopaje campaba a sus anchas.
Sin lugar a dudas ha sido un buen fin de semana para el atletismo francés. No todos los días se superan marcas de esta naturaleza, Han pasado 20 años y para quien vimos por televisión el anterior récord, la verdad es que el tiempo ha pasado muy rápido. Ya dijo García Márquez que uno empieza a ser viejo cuando cuenta cosas que sucedieron hace más de veinte años...y no digo más.
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