Se juega como se vive. Es un máxima del fútbol que se cumple equipo a equipo. Clubes saneados económicamente, con paz en el vestuario y un entrenador coherente, hacen buenas temporadas. Clubes nerviosos por la zozobra del momento económico o deportivo, equipos titubeantes, ciclotímicos.
Éste es el Barça del momento: un presidente dimitido, un escándalo hacendístico de primer nivel, un entrenador que no comulga con el "tiki-taka" culé de los últimos veinte años y sus dos estrellas, Messi y Neymar, más pendientes de su bufete de abogados de lo que pasa en el terreno de juego. Este es la vida del Barça y así se refleja en el campo. Un día ganan a domicilio al líder de la Premier y, al otro, firman el partido más ridículo en años.
Como dicen "si sale con barbas San Antón y sino la Purísima Concepción". Los culés no sabemos a qué atenernos. Igual soñamos con la Copa de Europa como que temblamos hacer el ridículo en la final de la Copa del Rey frente al Real Madrid. Éste es nuestro estado de cosas, con el Ministerio de Hacienda haciendo su trabajo, el juez Ruz el suyo y Rosell huido sin más explicaciones que un cobarde hasta luego.
Hacienda somos todos y todos debemos pagar nuestros impuestos con proporcionalidad, incluidos los clubes de fútbol que se creían que estaban por encima del bien y del mal. Si a ello se une la acción de un socio que, por su cuenta y riesgo, levanta las alfombras y se ve la mierda a kilómetros, el panorama se convierte en desolador.
Soy partidario de abrir las ventanas para que circule aire fresco por los clubes de fútbol, de sus fichajes, de sus traspasos, de las comisiones que se llevan muerto los representantes, de las deudas a la Seguridad Social. Entremos de lleno, sin prejuicios ni distingos, para poder ver lo que se esconde tras las bambalinas.
Yo espero que se depuren todas las responsabilidades civiles y penales, si las hubiera, en el caso Neymar y en el caso Messi y, de paso, que se protocolice para el futuro la contabilidad de los clubes que, salvo cuatro, el resto son sociedad anónimas. Estar bien con Hacienda es de obligado cumplimiento para todos. Que se aceleren esos expedientes que, en otros casos, acumulan montañas de polvo en juzgados de instrucción y delegaciones de Hacienda y pongamos las cartas encima de la mesa.
Cuando eso suceda, en el caso del Barça, volverá la paz institucional que tanto necesita el club. Será el momento de centrarnos en el fútbol, en el deporte, que es lo verdaderamente que nos interesa a la mayoría de aficionados. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.