La primera vez que el Real Madrid y el FC Barcelona se enfrentaron en un partido de fútbol fue el 13 de mayo de 1902. El partido era una semifinal de la Copa de la Coronación, y el resultado fue favorable para los culés que ganaron el encuentro por 3 goles a 1 (uno de los goles azulgrana fue marcado por Joan Gamper, fundador del club).
Desde aquel momento ha pasado más de un siglo y se ha cimentado la mayor rivalidad de la historia del deporte español. Ambos clubes se han engrandecido mutuamente con enfrentamientos históricos en los que se han repartido decenas de títulos. Quizás el único enfrentamiento que no hemos vivido haya sido una final de Copa de Europa. Sería el sueño de todos los culés y de todos los madridistas pero, bien es verdad, que podría convertirse en la pesadilla del que resultara perdedor.
Yo, personalmente, asumiría el riesgo de ver en un final europea a los dos mejores equipos del mundo. Han sido cuatro semifinales de la Copa de Europa, la última hace dos temporadas y quizás este año sería el momento ideal para dirimir las fuerzas en singular combate en un escenario inigualable: el estado de Wembley.
De momento, esta semana viviremos un aperitivo del mismo en las semifinales de Copa del Rey. El pronóstico es incierto, pero está claro que sería una inyección de moral muy importante para el ganador de cara a los octavos de final de la Liga de Campeones.
Yo sueño con una final en Wembley. En medio siglo de historia de la Copa de Europa no se ha visto ninguna final entre ambos clubes y a mi no me dejar este mundo sin verlo.
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