Para alguien como yo que creció como niño en un tiempo donde el Barça tenía problemas para ganar una Liga y en la que se salvaba la temporada ganando al Real Madrid, ver levantar la quinta Copa de Europa es algo increíble. Lo hace después de hacer un nuevo triplete y después de haber pasado una temporada llena de sobresaltos, incluído un amago de destitución de un entrenador que hoy nadie cuestiona.
Para mi todo ratifica al Barça como el club del siglo XXI por encima del Real Madrid y del Bayer Münich. Es una década prodigiosa en la que, de la mano de Xavi, Iniesta y Messi, se han ganado cuatro títulos de campeón de Europa. Eso dimensiona la valía de unos jugadores inolvidables para la historia del fútbol español y mundial.
Messi para la historia del Barça es como Di Stéfano para la del Real Madrid o la de Pelé para el Santos brasileño. Son jugadores que marcan una época, que escriben con letras de oro la historia de un club. Bajo mi punto de vista esta década es la historia de Messi y de su legión de gladiadores: Xavi, Iniesta, Pujol, Víctor Valdés, Busquets y Piqué. A ellos se suman la aportación contemporánea de Neymar o Luis Suárez y la filosofía de Cruyff, el verdadero fundador de una forma de entender el fútbol en el Barça.
Para un culé como yo, ver ganar la Copa de Europa al Barça es lo más grande. La leyenda se construye en Europa, el Olimpo de los dioses es la Champions League y es aquí donde el Barça está forjando su mito. Es una historia reciente primorosa, con 24 títulos oficiales y con un seña de identidad de un fútbol cuidado y elegante, con estilo propio.
Es la guinda del pastel a una despedida emotiva de Xavi y la antesala de nuevos títulos porque en este equipo queda mucho fútbol, sobre todo con un tridente en ataque que marcará una época. Messi, Luis Suárez y Neymar deben dar muchas más alegrías a la historia del club, sencillamente porque no hay nada equiparable en el mundo.
Es un equipo de leyenda, en la que se debe poner en valor la labor de Luis Enrique, un culé de corazón que a media temporada se acostó una noche como entrenador destituido y, lejos de amilanarse, supo levantarse de nuevo para ser campeón de Europa.
Ahora se dirá lo que se quiera pero ha sabido gestionar una plantilla en la que Messi supo interiorizar que debía trabajar en favor del colectivo sino quería morir como individuo. Xavi supo mediar entre técnico y jugador para sumar fuerzas y poder conseguir un triplete para la historia.
Esta noche Luis Enrique no ha querido confirmar su continuidad como entrenador. Tengo la intuición de que va a poner el cargo a disposición del nuevo presidente y, en el caso de seguir, impondrá condiciones para no ver cuestionada su autoridad en el vestuario.
Yo espero que triunfe la cordura y se continúe con este proyecto deportivo con Luis Enrique en el banquillo y con Messi como capitán en el campo. Será garantia de futuro para seguir sumando muchos más títulos. Ahora relativizamos la figura de Guardiola, con su triplete o la de Johan Cruyff porque se ha demostrado que la inercia ganadora de este Barça está por encima de técnicos y jugadores.
Da igual lo que pase en el futuro. Más que nunca digo: carpe diem. Disfrutemos de este momento porque, como decía al principio, yo viví muchos años en los que eramos felices ganando la Copa del Rey. Nada ni nadie puede amargarnos este momento. ¡¡¡Visca el Barça!!!.